viernes, 18 de marzo de 2011

HACE ALGUN TIEMPO ALGUIEN ME PREGUNTÓ...

Hace tiempo alguien me preguntó... si yo cambiaría algo en mi vida en el caso de tener la oportunidad de volver a nacer.
No, contesté. Sin embargo, comencé a pensar...
Si volviera a nacer hablaría menos y escucharía más. Invitaría a mis amigos a cenar a mi casa aún cuando el mantel estuviera manchado y el sofá algo desteñido. Dedicaría un tiempo para escuchar a mi abuelo divagar sobre su juventud. Nunca insistiría en que subieran las ventanillas del auto en un día de verano, sólo porque mi cabello estuviera recién peinado. Me sentaría en el césped con mis hijos sin preocuparme de las manchas que éste pudiera dejarme en la ropa. Lloraría y reiría menos al estar frente al televisor y más frente a la vida. Compartiría más responsabilidades con mis amigos. Me metería en la cama cuando me sintiera enferma, en lugar de pretender que el mundo se detuviera sólo por mi falta de actividad.
En lugar de desear que terminasen de una buena vez los nueve meses de embarazo, disfrutaría cada momento y entendería que la maravilla que crece dentro de mí es mi única oportunidad en la vida para ayudar a Dios a realizar un milagro.
Si mis hijos me besaran impetuosamente nunca les diría: “Más tarde, ahora lávense las manos para la cena”. Diría más a menudo “te amo” y “lo siento”. Pero más que cualquier otra cosa, le daría otra oportunidad a la vida, capturaría cada minuto... no sólo lo vería, sino que realmente lo miraría... lo viviría, y nunca lo devolvería...

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